Esperamos que os guste.
#generaciónTINDER
Hace un tiempo quedé con una buena amiga, a la que suelo ver una vez cada siglo para ponernos al día sobre la vida de la otra, para cotillear, y, en definitiva, un poco para no sentir que nunca habiamos dejado de tener relación, por aquellos viejos tiempos.
En el medio de la conversación me soltó la frase que toda mujer, que vive en esta tecnológica era, ha dicho o ha oido decir en boca de mil amigas distintas, por lo menos una docena de veces cada semana:
-¡Mira el chico tan mono con el que estoy hablando por (inserte aquí la red social de contacto que prefiera)!
¡Es increible como esa simple, sencilla y estúpida frase ha sustituido al ya desfasado "estoy conociendo a alguien"!
Después me estuvo contando que llevaban hablando un tiempo pero que aún no habían quedado pero que intuía, por su forma de hablarle, que aquella relación podía llegar a buen puerto.¡Oh, pobre ilusa!
Después de aquella conversación tan trivial, no pude evitar pensar cuantas relaciones via cualquier red social que yo conociera habían llegado a algo más que a un par de (a falta de una palabra más digna que describa estos encuentros) "polvos" con el mismo individuo, con una posterior "bomba de humo" por parte de alguno de los dos. Pocas, muy pocas.
Este fenómeno a mi modo de entender tiene una explicación totalmente lógica si se piensa. Vivimos en el mundo de la inmediatez, en el que conseguimos las noticias del otro lado del mundo en nuestros ordenadores en cuestión de segundo, en la que podemos encargar que nos traigan la comida a casa desde nuestro smartphone, en la que los estrenos del martes estan disponibles para descargar el lunes, y en la que es posible disponer de multiples parejas sexuales en la misma tarde y que te lleguen calentitas a casa, como si de un telepizza se tratara.
En esta generación 2.0, en la que nos encontramos integrados, cubrir todas nuestras necesidades, tanto las vitales como las sexuales, es tán rápido y simple que esto nos ha convertido en personas perezosas para algo tan vital como encontrar a un futuro compañero/a de vida, con lo que nos conformamos con cualquier ser capaz de un "metesaca" relativamente satisfactorio, lo que simplifica mucho el hecho de encontrar un buen compañero de cama, sin tener que soportar la caza durante tediosas horas y a los conocidos "moscónes" de discoteca hasta que apareciera alguien que con solo mirarte aumentára tu livido hasta la estratosfera y que fuera receptivo. El sexo es ahora, más que nunca, simple de coneguir, una relación no tanto.
De este modo ¿ porqué nos seguimos creyendo que ese "match" en Tinder, podrá derivar en un "felices para siempre"? ¿ No sería más prudente desear, que ese hombre guapo con él que tienes un tonteo virtual sea tu futuro portador de un orgasmo?
Tal vez este deseo no sea más que un acto reflejo de una época más sencilla, en la que creíamos en el amor verdadero, antes de chocarnos con la cruda realidad de que nada ni nadie es tal y como se pinta en los cuentos, que los príncipes azules destiñen, y que por más que beses sapos, estos no se convertirán en príncipes galantes.
Tal vez lo pragmático sería la reproducción indiscriminada con todo bicho viviente, o de una forma más literaria, el celebre y bíblico "Creced y multiplicaos", disfrutando y celebrando la inmediatez del sexo 2.0, y no preocupándonos por algo tan trivial como la media naranja, pero estoy segura que nuestro mal es que no podemos dejar de ser unas románticas escépictas que buscan el amor en el mundo virtual, en definitiva, unas románticas 2.0.
Lola Hearthbeat
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